28 julio 2009

La vereda del frente

Muchos nos hemos llenado la boca con discursos y teorías sobre temas como la pobreza, el aborto, Dios y muchos más... Pero nada tiene sustento hasta que lo vives en carne propia o por lo menos te enfrentas a esa realidad.
Fui a trabajos de invierno (viva), y tuve una dosis de pobreza. Sonará feo, lo sé, pero en este tipo de experiencias uno llega como explorador en el amazonas y termina volviendo a casa con lecciones tremendas que sólo te da la vida.
Sólo cuando dejas de ser espectador y te aventuras a vivir y a sentir las cosas en carne propia, tus juicios acerca de ellas tienen un sentido completo, de otra manera sólo hablas desde la vereda del frente, con distancia y sin comprometerse. Es parecido a la empatía... sólo que no tienes que pensar en que es lo que siente el otro, es vivir lo que tiene que vivir el otro.

08 julio 2009

Lluvias del corazón.

Desde hace un tiempo vengo acumulando pesos y cosas en la espalda, es como si fuera llenando una carretilla con puras piedritas que nunca me van a ser útiles realmente y que en pocas palabras, importan tan poco fuera de su contexto, que pesan, molestan y no dejan dormir en paz.

Fue bastante sencillo, para variar bastaron pocas palabras. Quizás se despertó al escucharme con un poco de angustia, o tal vez recordó que estaba con los lentes puestos y la película avanzaba irremediablemente.
Cuatro movimientos. Arriba, al baño, agua, pasillo.
Y ahí estaba, sonaba el piano y una voz dulce... Sin mirarle la cara me lancé a su pecho, sentí un poco de alivio al chocar con su panza redondita y su hombro firme.
Sucedió el milagro, las lágrimas comenzaron a correr por mi cara y surgió su típico "que te pasa?", al que respondí con mi obvio y filoso "no sé".
Quizás pasaron unos segundos, quizás un minuto completo... o posiblemente se detuvo el tiempo.
Ahí surgió la magia, bastó una palmadita en la espalda, un cariño, un beso y un te quiero.
El mundo giró de nuevo y yo volví a mi posición de batalla, ahí firme, trabajólica, obsesiva, idiota... pero por un segundito volví a ser la niña de papá.

Que bien que se siente llorar.

06 julio 2009

Cual es su problema señor?

Esto va más o menos así... buceando en twitter veo muchos updates que comentan el famosillo programa del CHV "En la mira", y justo hoy le hacen el seguimiento a unas señoritas pasadas en cazuelas que quieren ponerse a prueba y cambiar sus hábitos alimenticios. Pero como es de esperar y es obvio, nunca falta el comentario totalmente desatinado y carente de procesamiento mental.
Muchos de nosotros tenemos claro que la obesidad es un problema mundial, todos sabemos lo hiriente que podemos ser al discriminar a la gente que es gorda. Esperen... lo sabemos o no?
Que uno sea más o menos flaca da lo mismo, que uno esté pasado en algunos kilos puede que nos complique... pero que un pelotudo venga a decirle a alguien que es una morsa porque es obesa... le ayuda a enfrentar el problema?
No digo que es responsabilidad de todos nosotros hacernos cargo de esta situación, pero por lo menos debemos ser un poco empáticos, tratar de ponerse en los zapatos del otro no es tan complicado.
Estoy ad portas de tener que dar un examen de liderazgo, y es inevitable que relacione este tema con el ramito. Me tomaré la patudez de autocitarme... "...decirle a alguien que es una morsa porque es obesa... le ayuda a enfrentar el problema?"
La verdad es que pienso que no, no ayuda en lo absoluto a que alguien obeso enfrente el problema, o quizás si tenga algún efecto en el otro, pero dudo que sea muy efectivo.
Existe la posibilidad de que decirle morsa a alguien que está con bastante sobrepeso en lugar de ponerle el problema en frente se lo restriegue en su cara y le destruya el autoestima SOLO un poco más de lo que posiblemente ya la tenga. O me va a decir que los gorditos son felices? Las pelotas! todo les enrostra su sobrepeso y usted considera que es necesario recordarselo? por favor!
Como me dijeron por ahí... es importante tensionar, pero también se tiene que contener al otro.
Capisce?

El espejo.

Siempre he pensado que tengo una relación de amor/odio con los espejos. Cuando era niña mis compañeras de colegio siempre decían que si te mirabas en el espejo a la medianoche ibas a ver la cara del diablo, y como era de esperar, más de alguna vez lo intenté y claro que vi la cara del diablo. Era oscura, de ojos brillantes y medio saltones... pero si prendías la luz resultaba que era yo, una niñita de 8 años crédula.
Tiempo después empecé a odiar los espejos, creo que hubo una etapa adolescente en la que me cargaba mirarme en ellos, probablemente por creerme poca cosa, feita, o quizás que otro adjetivo más me endosé en esos tiempos noventeros... En el colegio jugábamos a ser como las spice girls o cosas así, y obviamente no calificaba para ninguna de las vacantes de ese tipo de juegos.
Más adelante seguí detestando los espejos... o mejor dicho, mi reflejo en ellos, hasta que por osmosis y un poco de inercia me reencontré con ellos... no sé si con mucha alegría, pero por lo menos me detenía a mirarme en ellos un poco más.
Ahora no sé bien que sucedió, pero después de mucho pensarlo y de darle vueltas descubrí que desde que tengo un espejo en mi pieza, y especialmente cerca de mi computador, desvío mi atención de vez en cuando de las obligaciones sólo para ver que cara tengo. Si tengo cara de culo, si soy feliz, si tengo sueño o cosas así.
Sólo para que se tenga como dato, mientras escribía esto, me detuve a reconocerme unas 4 o 5 veces aproximadamente... no sé si ahora mi autoestima está blindada o si me estoy volviendo irremediablemente narcisista, sólo sé que me sirve de mucho el tener mi espejito en las mañanas, las tardes y las noches... o no?