05 noviembre 2007

la señorita optimista.

Dentro de los hechos de este ultimo tiempo, me estoy dando cuenta de que estoy volviendo a mí...
sueña raro, lo sé, pero mi corazón se está volviendo a conmover, y de seguro que no es la primavera.
El computador me bombardea con las canciones que escuchaba ayer, hace algunos años quizás, cuando las cosas aún eran nuevas, cuando las cosas que me decian eran algo nebuloso y medio incomprensible, pero que desde lo mas profundo de mi conciencia hacian eco... tratando de predecir que algún día no muy lejano conseguiría entender más de lo que imaginaba en ese momento.
Llega a ser un poco extraño darse cuenta que una misma canción me ha acompañado en miles de situaciones, y sigue teniendo el mismo puto sentido, y todo llega a ser perfecto en ese momento, cuando te das cuenta que no hay nada de científico ni nada de increíble en la vida, por que en el fondo todo es lo mismo, todo es mutado, todo se repite, infinitamente, hasta que por fin y de una vez por todas logras encontrarle un mejor sentido, o una idea más concreta.
Entonces ahi es cuando uno, mientras va caminando por la calle, escuchando en el enepetré pleller, las canciones favoritas de la estación y de un segundo a otro se para todo, el silencio se apodera de todo por unos cuantos nanosegundos y suena un "click", y se escucha desde el fondo de tu cabeza hasta el último rincón del universo.
El problema es que sólo dura unos pocos nanosegundos...
Qué pasaría si la vida toma sentido cuando estás caminando y todo lo que te rodea te impide escuchar el click?
que pasaría si lo que tanto buscas está en frente tuyo por solo unos segundos, y depende de ti tomarlo y atesorarlo para siempre?
que pasaría si pudieras revisar tu vida, en camara lenta, poniendo pausas... tal como si revisaras una cinta de seguridad buscando al ladrón misterioso?
... cuanto cambiaría...

y así hay cosas que jamás se salen de la memoria, aunque hayan pasado millones de cosas, aunque hayan pasado millones de personas, de gestos, de palabras y de sueños.
a veces se hace insoportable el poder ser testigo de nuestras propias vidas...
pero es el precio que pago
porque soy la señorita optimista.

No hay comentarios: